A menudo la tibieza política queda justificada por sus
actores como pensamiento estratégico político, pero en realidad no conforma más
que un sencillo engaño a aquellos destinatarios de sus propios discursos. Se puede
hacer política con la verdad, se puede hacer una buena política sin violencia.
Hoy hablaremos de lo acontecido en el día de ayer en las instalaciones
del SUMAC, dependencia municipal de la ciudad de Azul en donde se realizó un acto
de entrega de los nuevos beneficios jubilatorios y de la Tarjeta Argenta, ambos
beneficios que amplían los derechos de los jubilados a través de la ANSES
liderada a nivel nacional por Diego Bossio, y a nivel local por Omar Seoane.
No era cualquier acto… asistieron numeros os jubilados de la ciudad
de Azul quienes esperaron durante años este momento, asistieron funcionarios
municipales, funcionarios de la ANSES local, y también iba a asistir Diego
Bossio, visita que fue suspendida por los conflictos que se desataron tras la irrupción
repentina de integrantes del Sindicato de Trabajadores Municipales (STM) de Azul (STMA) con el apoyo de sus
compañeros de Olavarría (STMO).
Si bien los manifestantes eran un grupo altamente reducido, realizaron
sus entrada con bombos y silbatos a un lugar cerrado que contaba con la
presencia de numerosos abuelos y abuelas, que no solo se vieron afectados por la interrupción
de su propio acto de reconocimiento frente al esfuerzo de trabajo de toda una
vida, o en la ampliación de derechos que le corresponden, sino que se vieron
afectados físicamente por los fuertes ruidos, y por supuesto psíquicamente por
la situación de violencia simbólica que implicó el acontecimiento.
No vamos a discutir aquí, si los reclamos del STMA y su líder Varela, hacia el Gobierno Municipal eran legítimos o no (cuestión que uno
puede ahondar tras la legitima repuesta del estado municipal a través de su
intendente José Inza), sino que interpelaremos la modalidad de protesta que
muchas veces la lucha sindical adopta. Es una discusión acerca de los “modos”,
y de las implicaciones ciudadanas, políticas y gubernamentales que se deprenden
de dichas formas.
Estamos acostumbrados a naturalizar el pasado y sus efectos
sobre el presente, y de ahí se desprenden afirmaciones como “es así, siempre
fue así”, o “es la única forma en que escuchen a los trababajadores”, “así es
la política”, y la verdad que no es algo a lo que yo adhiera.
No me quiero acostumbra a la mediocridad de lo que fue y
resignarme a que nada se puede mejorar, no quiero una política sumida en la
violencia, en el apriete o la intimidación, en el clientelismo político o en el
“amiguismo”. Tampoco quiero que las luchas por los derechos laborales vulneren
otros derechos de la comunidad.
Pero si quiero un sindicalismo que organice a los
trabajadores, y que bregue por su derechos de forma igualitaria para todos sus
miembros, si quiero y apuesto a que la política y la organización sea una
herramienta formidable y efectiva de lucha y creación social… Si quiero que la política
sea un modo de organización para causas nobles, justas y de intereses colectivos,
no personalistas.
Pero gente, EL FIN NO PUEDE JUSTIFICAR LOS MEDIOS, no en
democracia y menos en política (valga la redundancia con el concepto de democracia).
No digo que no pase, digo que no debería.
El despotismo, y la ausencia de ética, moral o principios
colectivos, no son atributo “maquiavélicos” que se le puedan aplicar a “la” política
como si ella misma fuera un ente de carne y hueso, pero si es aplicable a todos
nosotros, ya que creamos a la política todos los días, a imagen y semejanza de
nuestros ejercicios ciudadanos y sociales.
Varela y sus militantes se equivocaron, y con esa equivocación
ayudan a deslegitimar la lucha gremial o sindical. No solo se equivocaron el
viernes, también lo hicieron el jueves en la municipalidad tomando el edificio
y entorpeciendo el trabajo cotidiano de sus propios compañeros de la planta
municipal, utilizando la violencia psicológica y a menudo física para
lograr sus objetivos. No es la forma muchachos.
Tampoco esto no se trata de River o Boca, o si estoy a favor del STMA o no, no es futbol, es política y
la idea de “bandos” en política me parece muy trivial y anecdótica, no pasa por
ahí la discusión, pasa por qué ejemplo que le queremos dar a nuestros hijos, nuestros
seres queridos, nuestra conciudadanos, nuestros compañeros militantes de lo que debe ser la política.
Así planteado, y por mas vuelta que se le busque al tema, el STMA pareciera estar en contra de los derechos de los jubilados.... digan lo que digan, es lo que demostraron (aunque no quisieran).
Una política sin ética, sin moral, sin diagnostico ni dialogo, no vale la pena.
Digo lo que digo dentro de un contexto particular: como
trabajador de la municipalidad de Azul, y como militante de la agrupación Don
Cipriano. Si bien el presente conforma una opinión enteramente individual, hace
a la posición desde donde opino, que siempre debe ser clara en aquellos que nos
gusta hablar de política seriamente.
Esa es mi posición y opinión particular, sin
vericuetos, ni grises, ni tibieza.
Por Luciano Palacios
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